sábado, 11 de abril de 2009

Los Zombies se comieron a mis vecinos (los cristianos)


Aprovechándome de las festividades actuales, las cuales no celebro, decido debutar con un acotado comentario acerca de dos obras que algo tienen que ver con la "Pascua de Resurrección".
La primera es Religulous (Larry Charles, 2008), una especie de documental sobre la estupidez humana; una reseña de cómo la religión se ha comido nuestros cerebros, al punto de llegar a idear ponencias como las de los Cientologistas (ojo que los mormones no se quedan atrás).
Bill Maher, un comediante gringo, que además es escritor, actor, y que tiene su propio programa de TV, nos presenta de una manera sorpresivamente divertida e inteligente el por qué somos tan felices siendo ateos. Pasa lista desde el cristianismo de un Senador sureño de U.S.A., hasta la farsa (si es que se le puede dar un nombre a eso) de Jesús Hombre, pasando por judíos, ex-judíos, musulmanes, mormones, cientologistas, marihuaneros y católicos vanguardistas. Paso a paso, indaga dentro de cada creencia, buscando el principio de la fe de cada uno, dejando obviamente en vergüenza absoluta hasta al espectador, ante tanta palabrería fútil y sin sentido. Para desternillarse.
La segunda obra en cuestión es "La Puta de Babilonia" (Fernando Vallejos, Editorial Planeta, 2007). Son 317 páginas con lo más surtido de las aberraciones eclesiásticas, con una buena inyección de ira contenida contra todo lo que tenga que ver con el Nazareno. Lo malo es, que este personaje de dudosa sexualidad no tiene la menor idea de cómo escribir. Pensó que con pasar un buen tiempo juntando antecedentes históricos de la infamia de los papas y unirlos con una enorme tanda de garabatos en una majamama ilegible, tenía asegurado el infierno. Es cierto que se ha vendido como pan caliente, pero ya podemos imaginar el por qué.
A la iglesia hay que atacarla además de con hechos, con calma y buena letra, pues como el mismo Vallejos no se cansa de repetir, "por algo la Puta ha vivido más de 2000 años".

A lo mejor falta también una película de zombies (si es que los alemanes ya no la han hecho), para apreciar como se dice "el verdadero sentido de la Semana Santa"; suficiente material tienen con la historia de un tipo que sale de su tumba al tercer día.

miércoles, 8 de abril de 2009

DE LA REPRODUCTIBILIDAD TECNICA Y TODO LO DE MAS


El cine es el agente más poderoso con el que cuenta la reproductibilidad técnica, debido a que es en él, donde se encuentra lo relevante y característico que trae consigo la reproducción sistemática de obras artísticas. El valor exhibitivo es visible a simple vista, y la perdida de lo cultual de la obra artística se refleja de manera grotesca en la esencia del trabajo cinematográfico. "Todo esto en el contexto de lo estético burgués". La estética burguesa hace mención especialmente al movimiento artístico proveniente del nuevo mundo: Estados Unidos, en el cual la concepción estética está basada simplemente en el valor comercial y exhibitivo de la obra de arte. Dentro de este mismo contexto, se comienza a habar de la muerte del arte. La muerte del arte es un término controversial, que hace alusión a la crisis del arte que se vive en el siglo XX. Las dificultades de las relaciones entre arte y sociedad, que tras la primera guerra mundial había suscitado un encendido debate entre las corrientes, se agrava tras la segunda guerra, hasta el punto que se considera inevitable, inminente (o quizás ya ocurrida) la muerte del arte. Por otro lado, está el significado meramente artístico por lo que se vislumbraría la muerte. En sí, son los propios artistas los que amenazan con la muerte del arte, en la misma ciudad capitalista, que se declara dispuesta a integrar el arte en su funcionalidad económica. La muerte del arte no es más que una especie de represalia contra toda la funcionalidad del arte. Es preciso señalar que la muerte del arte, se supone se gestó en Europa, por todo lo que el sistema capitalista producía, sin embargo; los capitalistas (y el capitalismo en su esencia), veían simplemente la muerte del arte como un cualidad o extensión de las nuevas tendencias provenientes de un nuevo estilo. Con la muerte del arte, se puede contar con la muerte segura de la experiencia. La muerte de la experiencia se lleva a cabo por esta sistemática reproducción de obras artísticas. Al ser el arte una mera industria, se pierde la experiencia aurática, que tiene el público con la obra original y desvanece por otra parte la experiencia práctica, o sea, la que viene de la mano con el artista mismo y su creación. Es claro, la reproductibilidad técnica inhibe todo esto, y por consiguiente, tenemos un adelgazamiento de la memoria en nuestra sociedad. Con la nueva concepción para el arte de parte de sociedades capitalistas, la capacidad mental del individuo disminuye considerablemente, privándolo de hacer un uso eficaz en la utilización de esta misma. El sistema es tan fuerte, que es imposible no ir hacia donde él conduce, por lo mismo, el ser humano esclaviza su intelecto y por ende su memoria.

Hablar de testificación histórica, es sin duda alguna, hablar de historia propiamente tal. La movilización total, para con el siglo XX es realmente emblemática. Todas las revoluciones, las guerras, los destacados acontecimientos políticos y sociales, han hecho de este siglo, un siglo verdaderamente excéntrico. Sabemos que la crisis del arte, se encuentra enmarcada dentro de las más amplia y grave crisis entre cultura y poder. En lo político, después de la Segunda Guerra mundial, el mundo quedo dividido en dos grandes bloques, el Soviético, y el Norteamericano, que luchaban incansablemente por trascender su ideología. Tras el fin de la vanguardia revolucionaria, con la caída de la Unión Soviética, la investigación estética quedó paralizada, y no hay indicios de que se haya recuperado el llamado realismo socialista. Después de esta victoria capitalista, el mundo (y por ende el arte), quedó bajo su dominio. Pero por otro lado, la situación de países del Oriente de Europa, especialmente en Checoslovaquia, Polonia y Yugoslavia, la situación era distinta. En ellos, ciertos movimientos de vanguardia, se habían enfrentado enérgicamente al intento de los académicos de hacer valer los favores del poder político. Dentro de este contexto (el político), se entiende que las políticas parlamentarias y políticas de masas, de uno u otro modo, son participes de los acontecimientos del siglo XX, y que subyugadas o no al sistema predominante, son importante influjo para el desarrollo de lo concerniente a la Reproductibilidad Técnica; por eso mismo, las manifestaciones artísticas, comienzan a ser realizadas (aunque no todas), con fines políticos, entendiéndose con ello su apoyo o rechazo al gobierno.

Entre todo este ajetreo, podemos concebir la guerra como una herencia más, de la convulsionada sociedad del siglo XX. De una manera superflua, podemos decir que la guerra es la expresión culminante de la destrucción sistemática y organizada del hacer para destruir, de una sociedad que se define como de consumo. Ahora, desde un punto de vista artístico se puede decir que: “la guerra es el punto culminante y final, donde llegan todos los esfuerzos esteticistas, y que sólo ella, hace posible dar término a los movimientos de cultura de masas a gran escala, conservando a su vez, las condiciones heredadas de la propiedad.” Dentro de todo lo aparentemente nocivo, es posible rescatar la permanencia aurática del teatro. Según Walter Benjamín, éste, se puede considerar cultual, cuando es puesto en escena libremente, sin ser difundido por el cine, ya que al serlo, pierde su facultad cultual y pasa a tener un valor puramente exhibitivo.

domingo, 5 de abril de 2009

Con la cosa dura o la mojadita

Cuando las hormonas comienzan a sacudirse y hacen que lo traigamos duro o mojadita todo el tiempo, ellos están listos para meternos un Juventud en éxtasis o leernos en voz alta el capítulo veinte de Levítico, profetizando así, nuestra degeneración. Nos aconsejaron de tantas formas posibles que lo único que lograron fue hacernos recapacitar y buscar nuevas formas de experimentación. Por eso ahora, ya no nos conformamos con las revistas, los VHS, o las imágenes en nuestra cabeza… ahora queremos algo real, algo virtual. Las formas simples de autoestimulación no son suficientes cuando se cuenta con variadas fuentes que aumentan el ritmo cardiaco o la respiración, o hacen ver los movimientos en tiempo real del que está al otro lado. Somos una generación ingeniosa, en constante urgencia de deshacerse de lo viejo y probar todo lo que esté a la mano. No importa cuantas veces nos repitieron que el secreto pecado es lo más abominable o cuantas veces nuestras madres nos miraron raro después de salir del baño, (qué va a importar si ahora hacemos eso y mucho más) eso ya no interesa, lo que prima es encontrar la fórmula de que no sea evidente y así poder desarrollar cada vez más la capacidad de generar imágenes reales a través de los diálogos con el que está al otro lado.

“La dedicación a tiempo completo a este arte es de mal gusto”, por decir lo menos. No es concebible que se pasen varias horas al día frente a la pantalla, haciendo alarde de perseverancia y superación; en este caso, valores tan manoseados como estos, son los principales puntos por los que atacan los hacedores de moral. Todas las actividades del hombre requieren de una técnica, dijo alguien por ahí, y ésta, siempre es valorada y desarrollada al máximo, dando ejemplos de genialidad, pero cuando aquellos conceptos son aplicados para los que muestran la dura o la mojadita, no tienen la misma aceptación.... Pero ya no importan estos clichés tan mierdas, porque estamos de lleno a mejorar nuestra Techné: queremos redactar mejor para así poder siempre generar mejores imágenes en el que nos lee.
... y llega un momento en el cual nos lanzamos al ciberespacio y no tenemos otra opción que caminar a la deriva, con la cosa bien dura o bien mojada, porque creyéndonos enfermos nos subestiman y llaman degenerados. Pero qué te preocupas si me muestro en pelota, con la cosa dura o la mojadita, lo que deberías hacer es preguntarte cuantas veces has gemido de verdad, o cuantas veces has logrado acabar a chorros con la forma convencional. El asunto es simple, si se quiere se hace, si no se quiere no se hace, si quieren huevean o si quieren no huevean, pero que el disfrute de una buena acabada no se interrumpa.

Alicia en el país de las maravillas?



Habíamos intentado de todo durante estos últimos meses de crisis para no tener que beber mas que agua salada y comer solo aire, era lo mínimo que podíamos hacer, asumir nuestro papel en este verdadero circo romano en días de fiesta, luchando contra bestias traídas desde diferentes rincones del imperio, muchas de las cuales, no teníamos idea de cómo eran, si pescaban o no las reglas del mortal juego de combate. Lo que menos importaba en todo caso, era hacer valer estas reglas y menos aun, intentar cambiarlas, en las actuales circunstancias, era como hacerles entender a los militares golpistas chilenos que el Cubismo es una corriente de arte moderno y no los principios por los que se guía el socialismo Cubano.

No quedaba de otra, al final estábamos en un país independiente, emancipado en el amplio sentido de la palabra, donde el hombre camina libre por las grandes alamedas pidiéndole a su Dios que por favor se encuentre fortuitamente con un millonario de ridículos rizos dorados para que le de un par de billetes por lamer sus botas de cuero de cocodrilo para así no tener que llegar con el tiempo a tener que comerse su propia mierda, y de paso, difundir un poco mas el principio de la tan aplaudida fraternidad burguesa, que junto a la libertad e igualdad fueran tan estandarizadas en la revolución Francesa. En un lugar donde el estado actúa como gendarme, solo regulando, monopolizando la violencia para emplearla contra quienes no quieran entrar en la arena del coliseo, no podíamos entonces, confiar en nadie mas, no podíamos entonces, esperar algo de nadie, es en este lugar donde estamos, recargando combustible en nuestro auto en un autoservicio fantasma, en medio de una carretera fantasma, manejando hacia una ciudad fantasma que no sabemos donde esta.

Y aunque tengamos todo lo necesario para no tocar fondo, partiendo por una vida impuesta arbitrariamente por nuestros padres, nuestros brazos y piernas, la cabeza llena de pensamientos pecaminosos, cuarto medio completo y alguno que otro bien material que se podía emplear como capital inicial para emprender un negocio que nos sacara del aprieto temporal, parece que no podemos salir tan fácil de esta, nos vamos dando cuenta que el maní ya no lo comen ni los monos, y el caviar era demasiado raro para nuestro paladar tercer mundista, que cualquier idea estaba reventada, lo ya probado inflaba mas un globo apunto de estallar en nuestras propias caras, lo nuevo e innovador se copiaba y se volvía un nuevo globo inflándose con el oxigeno de nuestra paciencia que se agota.

Y entonces no nos quedaba otra que caminar, caminar y caminar con el diario bajo el brazo y el fuerte sol pegando en nuestro rostros y con ello alimentando nuestro ímpetu por romper todo, destruirlo todo, todo aquello que era nuestro y nunca quisimos, de lo que no nos importaba tomar parte. Pero los lobos que tenemos por pastor no dejarían que su rebaño dejara de ser dócil , aprendieron que la mejor morfina era la que se inyectaba de manera directa a la vena, sin rodeos, deben haber aprendido la lección viendo al millonario de los ridículos rizos de oro repetirse logrando buen efecto en los programas de farándula que tanto ven por las mañanas, así no mas será pues, y como en este mundo el efecto sigue a la causa, y eso es algo que creo no cambiara ni dejara de ser fuente inagotable de poder para continuar este circo de payasos desanimados, hemos de quedar ante este evento nuevamente cómodos y conformes, pero sin dejar de estar perplejos, caminando ya sin mucha hambre, pero desorientados como jóvenes rebeldes sin un ambiente represivo.

sábado, 4 de abril de 2009

CHILI WILLY

Un buen día nos encontramos todos en la misma ruta caminando para conseguir algo que ya no estaba. No era que se habia hecho humo, era que se había ido.
Esperábamos que te hubiesen cogido de otra manera. Que hubiesen creído que te tenían mientras bailabas al ritmo de una villera sobre el deber policial. A balas o risas ver como se lo hacías tu a la poli, que se oyeran sus gritos a un par de cuadras, esos pacos gordos y morenos chillando como puerquitos con ese tonito merino característico de la autoridad, ese tonito del toro bajo el agua bramando consternado al ver que los tiburones no se alejan.
No me gusta la cumbia villera, pero hubiese sido la mejor banda sonora para ese momento, una villera sonando en un equipo viejo a todo volumen mientras le corrían bala al enemigo, sin sapos en las ventanas de puro miedo que a ellos también les toque algo, que los que estaban con la pálida se hubiesen puesto duros porque finalmente no era la angustia comprando lo que estaba ahí afuera, sin la idea de lo que pueda pasar pero conscientes de que pasaba algo.
Que regalo tuyo el no dejarme cascaritas en esa acción, para darle mordisquitos cuando termine el día de todos los días.
No me toco estar porque nunca estuve ni quise estar, pero quería creer que alguien ahí dentro tenía el control.
Yo le decía a quien sacara el tema que tu comportamiento era el de una mujer respetable, que todos los días salías con tu hija a trabajar y que en otoño iban a la casa de tus abuelos en Asunción, que en el super compraban café y pan y que cuando te trataban de pelada respondías ¡peluda!. Llegue al punto de tocarme el tema yo solo, oírme decir que ese actuar se esfumaría al primer disparo, que la vergüenza no seria un obstáculo para convertir a tus dos hijas en escudos, que la huida de tu marido por el patio trasero solo embellecería el espectáculo y que tu misma consciente de resistir en la puerta y de dar ordenes a todos podrías verlo a través de la ventana y gritarle: ¡marica!
El olor a ropa húmeda, los disparos, el recuerdo del vecino acusete que es un fantasma, la bestia de cien ojos que sale a correr todas las mañanas devorando cadáveres en el trayecto que va de la casa a su taller de marionetas, la vida, todo pasa o eso creías hasta ese momento. Déjame decirte que estabas equivocada, que solo era la letra de esa cumbia villera que denigra a la mujer y tu volada de paragua.
Dicen que fuiste un caramelo, que el cielo estaba nublado y que mientras te sacaban de la casa, afuera todo era igual que siempre.

¿Por qué vemos películas A y no películas B?


Las películas A, son más fáciles de seguir, de digerir. Están hechas para la gente que está en el medio. A las que no están a la izquierda ni a la derecha. Además, son predecibles, aburren o nos cautivan, nos ruborizan o nos hacen estar pegados hora y media de nuestras vidas, detrás del televisor perdiendo el tiempo –quizá más-. Tienen ese clímax fastidioso que por lo general nos gusta, que nos atrapa y nos hace adorar a un blancucho actor de Hollywood, el cual, es el arquetipo estético de hoy. “Están hechas para entender el título y saber cuales son los nombres de los protagonistas y uno que otro sentimiento básico del hombre”. Por eso gusta, no es tan complicado aprenderse el nombre de una película, porque eso es lo que nos queda en la memoria de algo tan poco duradero y alejado del efecto aurático de toda obra artística. -Acostumbramos a ser poco emancipados-

… las películas B, en general no interesan, y es por su inusual manera de cómo se componen y desarrollan. Son difíciles de seguir. Tienen un contenido que la gente que no está en la izquierda o en la derecha no puede comprender, puesto que nuestra época nos ha robado el espíritu de la contemplación que tenían los antiguos –nótese, sólo digo contemplación, no alguna forma de ver o afrontar la realidad-. Teniendo este dato, es fácil entender: No se cuenta con la paciencia necesaria para estar viendo una película lineal, con una estructura más bien implícita que explícita, sin ese clímax arrollador. Nuestra era nos ha robado la capacidad de reflexionar y emitir una opinión. Somos maquinas que no logran tener paciencia y mucho menos ver algo más impreciso. Inundados de toda proporción, toda simetría…vagamos. Estamos a la deriva, quizá no pensamos y sólo aparentamos una razón consecuente con esta realidad.

Pues bien, lo A y B está sujeto a toda discusión posible. Es probable que las películas A sean B o al revés. ¡A la mierda! Que más da. Película A, película B, de todas formas, nos han robado la habilidad de la paciencia y la reflexión.

“Jodiendo a los ladrones de lo humano”